Sociedad

09 Septiembre, 2016

Los psicólogos baleares reclaman unidad de acción para acabar con los tabús y el silencio asociados al suicidio

La institución defiende la urgencia de promover medidas para afrontar un problema de salud pública de primer orden. Baleares registra una tasa de suicidios superior a la media estatal.

El Col·legi Oficial de Psicologia de les Illes Balears (COPIB) hace un llamamiento a la unidad de acción política y social para acabar con el silencio y los tabús asociados al suicidio y abordar de manera eficaz un problema de salud pública de primer orden. Coincidiendo con el Día Mundial para la Prevención del Suicidio este sábado, 10 de septiembre, la institución colegial defiende la necesidad urgente de promover actuaciones desde todos los ámbitos que permitan afrontar esta problemática y sostiene que “sólo la lucha común dirigida a tender la mano a los afectados y romper con la barrera del silencio permitirá acabar con la estigmatización del suicidio y reducir su impacto”.

Los profesionales de la psicología de las Islas advierten la importancia de concienciar a las instituciones y sensibilizar a la ciudadanía sobre la magnitud de un problema que lejos de disminuir va en aumento. En un reciente informe, la OMS alertaba de que las cifras de suicidio consumado ascienden a más de 800.000 personas, 1 muerte cada 40 segundos, y según el organismo internacional estas cifras podrían ser mayores. Además, la tasa de suicidio entre los jóvenes ha ido en aumento, convirtiéndose en un tercio de los países en la segunda causa de muerte en los jóvenes de 15 a 29 años. Los últimos datos publicados por el INE reflejaban la misma tendencia en el Estado. En concreto, en Baleares la tasa se sitúa por encima de la media del Estado con un 8,8% de muertes por cada 100.000 habitantes. A estas cifras hay que sumarle el dato si cabe más escalofriante que apunta que por cada persona que consigue quitarse la vida lo intentan 20. Desde la institución consideran que “cada cifra que aumenta estas tasas es un fracaso de toda la sociedad y un indicador de que no es capaz de cuidar y asistir a aquellos que son más vulnerables”, aseguran.

Frente a estos datos, el COPIB urge a la administración a impulsar políticas orientadas a varios ejes de actuación: acciones de prevención, detección precoz y abordaje de la conducta suicida; atención sanitaria adecuada a los trastornos mentales específicos, con medidas que permitan una detección y abordaje tempranos de los mismos, mejorar la atención a las poblaciones vulnerables o en riesgo y la atención a la cronicidad; medidas de atención e intervención con las familias, y por último, acciones informativas y de concienciación social que permitan erradicar el estigma que pesa sobre las personas que sufren algún tipo de enfermedad mental”. El colegio profesional se muestran optimista de que estas y otras medidas puedan recogerse en el futuro Plan Estratégico de Salud Mental 2016-2020 que elabora el Ejecutivo autonómico, que incluye entre sus líneas maestras un Plan de Prevención del Suicidio en el que trabajan representantes de diferentes instituciones relacionadas con la salud como el Grupo de trabajo para el estudio y la prevención de la conducta suicida en las Islas del COPIB.

La entidad defiende la conveniencia de constituir grupos de trabajo específicos para contribuir al análisis de la situación actual de la salud mental en las Islas y formular estrategias de acción. La unión y el trabajo coordinado son fundamentales en la prevención del suicidio. “El Colegio está comprometido y se adhiere a esta causa en la que están involucradas ya personas y organizaciones de todo el mundo y emplazamos a las administraciones competentes de las Islas, entidades relacionadas con la salud y a toda la ciudadanía a sumarse a una lucha cuyo principal objetivo es salvar vidas”.

Los expertos explican que el suicidio es un problema complejo y multifactorial en el que tienen un peso importante factores psicológicos, sociales, biológicos y culturales. “En el 95% de los casos está asociado a un trastorno mental, por lo que sufrir una patología mental supone un importante factor de riesgo. Está especialmente asociado a elevada impulsividad, depresión y alcoholismo. Está demostrado que la prevención y el tratamiento adecuado de estos trastornos reduce las tasas de suicidio, al igual que el contacto de seguimiento con quienes han intentado quitarse la vida”, argumentan. Además, recuerdan que “por cada suicidio encontramos una media de 20 personas del entorno que sufren las consecuencias, que no entienden, que no saben, que se avergüenzan y que se sienten culpables. Ellos son con frecuencia los grandes olvidados”, destacan.

Por todo ello, los profesionales de la psicología inciden en que “se necesita una labor de formación en los centros de salud para aumentar la detección de personas vulnerables, ofrecerles tratamientos psicoterapéuticos adecuados, implementar terapias y medidas de apoyo encaminadas a prevenir la conducta suicida. Preguntar por su estado de ánimo, escuchar activamente sin prejuicios, mostrar interés y preocupación por la persona y conectarles con la vida son claves para la prevención en personas vulnerables”, afirman. Al mismo tiempo, “tenemos que cuidar y proteger a los supervivientes del suicidio, con atención inmediata y un seguimiento para prevenir duelos complicados y los sentimientos de vergüenza y culpa que emergen en los afectados”, concluyen.

La OMS conmemora el 10 de septiembre desde el 2003, el Día Mundial Para la Prevención del Suicidio. Este año la efeméride se celebra bajo el lema “Conectar, Comunicar, Cuidar”. El COPIB se suma a la difusión de ese mensaje para dejar de acallar un drama humano y social de gran impacto en la salud pública.

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