Náutica

17 Agosto, 2017

Todo lo que necesitas saber sobre las regatas ‘vintage’

¿Cuándo un velero es Clásico y cuándo de Época? ¿Es correcto hablar de aparejo Marconi o se debe decir bermudiano? ¿Qué es el coeficiente de originalidad? El medidor jefe de la regata Illes Balears, Vicens Domenech, descubre los secretos de las competiciones de barcos antiguos

PALMA, 17 DE AGOSTO DE 2017.-La división de la flota en las regatas de barcos clásicos y de época viene marcada por las reglas de una entidad denominada Comité Internacional del Mediterráneo (CIM), que otorga a cada embarcación un certificado en función de su edad (a partir de la fecha de su botadura) y, el el caso de los más antiguos, de su aparejo.

Vicens Domenech, medidor jefe de la Regata Illes Balears Clàssics, explica que la norma es muy clara en cuanto a definir si un barco es de Época o Clásico. Cualquier velero anterior al 31 de diciembre de 1949 pertenece a la primera categoría, mientras que en la segunda entran todos los botados entre el 1 de enero de 1950 y 1975. “Eso sí -aclara-, los barcos tienen que ser de madera o de metal, sin excepción”. Si han sido construidos en fibra y tiene una antigüedad superior a los 20 años, pertenecen a una clase denominada RI Clásico, donde se suelen encontrar modelos de serie que fueron muy populares en las décadas de los 70 y los 80.

Esta normativa, aparentemene tan diáfana, tiene alguna excepción. Entre los inscritos en los Clásicos puros aparecen a veces barcos cuya botadura es posterior a 1975. ¿Cómo es posible? Domenech aclara que, en ese caso, se trata de réplicas, es decir, de barcos construidos a partir de los planos originales y, por supuesto, en madera o metal. Una vez comprobada la fidelidad del acabado, estos veleros pueden competir como Clásicos.

Otro supuesto que genera dudas sobre la regla se produce cuando un barco anterior a 1975 no es aceptado como clásico por el CIM. Según Domenech, se trata de unidades construidas en fibra (el ya comentado RI Clásico) o veleros que originalmente se adaptaban a la norma y han sido objeto de “grandes transformaciones”, como por ejemplo “la instalación de un palo de carbono o en enfibrado del casco”. Estos barcos antiguos pero modificados tienen su propia división en el CIM, que los denomina “Espíritu de tradición”.

De la cangreja al bermudiano

Los barcos considerados de época abarcan el periodo más amplio de la historia de la vela clásica. Como se ha dicho, entran en esta clase todos los que fueron botados hasta la mitad del siglo XX, aunque es difícil encontrar en el circuito internacional supervivientes anteriores a la última década del XIX. En esos 60 años, el desarrollo de la navegación a vela vivió varias importantes revoluciones. Hasta la década de los 20 del siglo pasado, prácticamente todos los aparejos eran trapezoidales, con velas cangrejas. A esa época corresponden los veleros cuyos mástiles sostienen gigantescas superficies vélicas y entre los que no es difícil encontrar botavaras que sobresalen varios metros por la popa. Los FI15 son el perfecto paradigma de los pura sangre de época con aparejo de cangreja.

En un momento no concreto de la evolución de las arboladuras, recuerda Domenech, se produjo un cambio que vino a marcar la frontera entre la vela antigua y la moderna. Hacia los años 30 alguien descubrió que los barcos mejoraban su rendimiento si se subía la percha de la cangreja. “Al tener la forma de una antena, se le llamo Marconi, en honor a uno de los inventores de la radio. Con el tiempo eso dio pie al aparejo moderno, de forma triangular, que se conocen en España como Marconi, aunque su nombre correcto es bermudiano”.

Los barcos pertenecientes a la clase Época se dividen generalmente en dos grupos, dependiendo de si su aparejo es de cangreja o bermudiano, aunque, como ocurre este año en la Illes Balears Clàssics, ambos pueden competir juntos. El organizador tiene potestad para agrupar la flota como considere. Esta decisión suele estar vinculada al número de inscritos que hay en cada categoría.

La prueba del Club de Mar ha optado por unificar a todos los Época en una sola clase, así como a los Espíritu de Tradición y RI Clásicos, que competirán bajo esta última denominación. De este modo, la regata mallorquina consta de cinco clases: FI15 (que compiten en tiempo real al ser barcos casi gemelos), Época (hasta 1950), Clásicos (1950-1975) y RI Clásicos. A éstas se sumarán mañana los llaüts de vela latina, que se dividen a su vez en tres categorías y se rigen por normas ajenas al CIM.

Estas divisiones decididas por el club organizador son posibles gracias a que el CIM no sólo marca las reglas que fraccionan la flota por edad y configuración. También establece el sistema de rating (hándicap) que permite compensar las diferencias entre barcos. En este sentido, las regatas de barcos Clásicos y de Época no funcionan de manera diferente a cualquier otra prueba de cruceros con corrección de tiempos, ya sean en ORC, IRC o cualquier otra fórmula.

“El CIM, no obstante, utiliza algunos criterios propios para emitir sus certificados, que tienen en cuenta el coeficiente de originalidad y, por ejemplo, los materiales de las velas y las características de algunos aparejos”, señala Domenech, quien recalca que para medir veleros antiguos es necesario tener un plus de cultura patrimonial: “Hay elementos que pueden parecer originales en un barco y que en teoría deberían beneficiarlo en su rating, pero que no lo son”. La pureza y es respeto por la tradición son determinantes en estas regatas.

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